La Carrera de los Sapos: Un cuento sobre la Perseverancia, la Autoconfianza y la Determinación.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre el poder de la perseverancia, la confianza en uno mismo y la determinación para superar obstáculos y alcanzar nuestros sueños.
Era una vez una carrera de sapos.
El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud. Mucha gente para vibrar y gritar por ellos. Comenzó la competencia.
Pero como la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella torre, lo que más se escuchaba era:
— ¡Qué pena!! Esos sapos no lo van a conseguir, no lo van a conseguir.
Los sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima.
La multitud continuaba gritando:
— ¡Qué pena!! Ustedes no lo van a conseguir.
Y los sapitos estaban dándose por vencidos, salvo aquel sapito que seguía y seguía tranquilo, y ahora cada vez más con más fuerza.
Ya llegando el final de la competición, todos desistieron, menos ese sapito que, curiosamente en contra de todos, seguía. Llegó a la cima con todo su esfuerzo.
Los otros querían saber qué le había pasado. Un sapito le fue a preguntar cómo él había conseguido concluir la prueba.
Y descubrieron que: ¡Era sordo!
Reflexión:
Este cuento es una representación vibrante de cómo el ruido exterior puede influir en nuestras metas. Nos muestra que, a veces, la diferencia entre el éxito y el fracaso es simplemente no escuchar las voces negativas y creer en nuestras propias capacidades.
Este sapito sordo, que sigue adelante sin ser afectado por las dudas de los demás, nos enseña la importancia de la fe en uno mismo y de la persistencia.
“La Carrera de los Sapos” nos deja con una verdad simple, pero poderosa: la verdadera barrera para alcanzar nuestros sueños no son los obstáculos en el camino, sino el eco de las dudas y la falta de fe en nosotros mismos.
Al silenciar las voces externas y cultivar una inquebrantable creencia en nuestras capacidades, somos capaces de conquistar cualquier cima.
“No es el ruido del exterior lo que puede detenerte, sino el silencio interior.”