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La Luciérnaga y la Serpiente: Una Reflexión sobre la Envidia y el Brillo Propio

La Luciérnaga y la Serpiente

«La Luciérnaga y la Serpiente» es una fábula que nos sumerge en una poderosa metáfora sobre la envidia y cómo afecta nuestras interacciones.

Cuenta una leyenda que una serpiente comenzó a perseguir incansablemente a una luciérnaga. La luciérnaga, ágil y veloz, huía de su feroz perseguidora, pero la serpiente no desistía en su empeño. Durante días, la escena se repitió: la luciérnaga escapando y la serpiente siguiéndola sin tregua.

Al tercer día, exhausta y sin fuerzas, la luciérnaga decidió enfrentar a su cazadora y le planteó una pregunta:

  • ¿Puedo hacerte tres preguntas?

La serpiente, sorprendida por la petición, pero segura de su próxima victoria, accedió:

  • No suelo conceder esto a nadie, pero como te voy a devorar, adelante, pregunta.

La luciérnaga, con voz temblorosa, preguntó:

  • ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

La serpiente respondió con un tono de indiferencia:

  • No.

La luciérnaga continuó:

  • ¿Te he causado algún daño?

Nuevamente, la serpiente negó con desdén:

  • No.

Con un hilo de voz, la luciérnaga formuló su última pregunta:

  • Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?

La serpiente, con una mirada fría y despiadada, reveló su verdadera motivación:

  • ¡Porque no soporto verte brillar!

Reflexión de «La Luciérnaga y la Serpiente»:

Esta fábula nos enseña sobre la envidia y cómo puede llevar a comportamientos destructivos. La serpiente, envidiosa del brillo de la luciérnaga, persigue un objetivo sin beneficio alguno, solo por no soportar ver a otro brillar. Esta historia nos recuerda que debemos reconocer y manejar nuestra envidia de manera saludable, sin dejar que nos impulse a dañar a otros. Al igual que la luciérnaga, debemos seguir brillando con nuestra luz única, sin temor a la envidia ajena.

No permitas que la envidia y la mediocridad de otros apaguen tu luz. Sigue brillando con todo tu esplendor, aunque eso incomode a aquellos que no pueden soportar ver tu éxito. Tu brillo no es el problema, sino la oscuridad en la que ellos viven. No te disminuyas para complacer a los demás, sino sé fiel a ti mismo y a tus sueños. El mundo necesita más luces que iluminen el camino, no más sombras que lo oscurezcan.

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