“La Verdadera Naturaleza de la Oración” es un relato que nos lleva a una reflexiva conversación entre un buscador espiritual y un sabio Sufi. El diálogo no solo revela la verdadera esencia de la oración, sino que también nos invita a examinar lo que realmente adoramos en nuestra vida diaria.
Un día, un buscador espiritual, cuya alma estaba cargada de inquietudes y cuyo corazón anhelaba claridad, se aproximó a un sabio Sufi y le imploró con humildad: – Maestro, mi espíritu se siente vacío y perdido. Te ruego, enseñame a rezar.
El Sufi, cuya mirada emanaba serenidad y comprensión, sonrió con ternura y le respondió: – Hijo mío, tu alma nunca ha cesado en su oración. Incluso ahora, en este preciso instante, un susurro de tu ser se eleva en plegaria.
El hombre, con un velo de confusión cubriendo sus ojos, replicó: – Pero maestro, mi conexión con Dios parece haberse esfumado. Mis pensamientos vagan errantes y mi corazón se siente ajeno al amor divino.
El Sufi, con una mirada que penetraba las profundidades del alma del hombre, le dijo con voz apacible: – Al pedirme enseñanzas sobre la oración, has omitido la esencia misma de la oración: Dios.
Has estado, sin duda, rezando con fervor, pero tus plegarias han sido dirigidas a ídolos efímeros que tú mismo has elevado.
Tu incesante preocupación por lo que piensan los demás es una ofrenda al altar de la aprobación.
Tu hambre insaciable de riqueza es una devoción ferviente al dios de la abundancia.
La seguridad y el confort han erigido sus propios templos en los recovecos de tu corazón. Con tantas divinidades clamando tu atención, ¿cómo podría la oración verdadera, aquella dirigida al Único, encontrar su lugar legítimo en tu espíritu?
El buscador, como si un velo hubiera sido levantado de sus ojos, reflexionó en silencio. Comprendió que la auténtica oración no reside en las palabras mecánicas ni en los gestos rituales, sino en un estado de conexión profunda y sincera con lo Divino, una comunión que trasciende las trivialidades y los dioses de arcilla del mundo terrenal.
Idries Shah
Reflexiones “La Verdadera Naturaleza de la Oración”
La Unidad de la Oración y la Vida:
La historia ilustra que la oración no se limita a las palabras o actos rituales, sino que es una expresión continua de nuestro ser. Nuestra vida entera, con sus preocupaciones y deseos, es una plegaria constante, aunque a menudo no nos damos cuenta de ello.
Ídolos Modernos:
El Sufi destaca cómo nuestros deseos y preocupaciones cotidianas pueden convertirse en ídolos modernos, desviando nuestra atención y devoción de lo Divino. A menudo veneramos, sin darnos cuenta, a dioses de aprobación, riqueza, seguridad y confort.
La Esencia de la Conexión Espiritual:
La verdadera oración se encuentra en una conexión auténtica y profunda con lo Divino, más allá de las formalidades externas. Es un estado de ser, una presencia constante en nuestras vidas, que nos conecta con algo más grande que nosotros mismos.
Reconocimiento de las Distorsiones Espirituales:
La historia invita al autoexamen, alentando a los buscadores espirituales a reconocer y reflexionar sobre lo que realmente adoran y a lo que dedican su energía y atención.
Simplicidad en la Devoción:
A veces, la simplicidad en la devoción es más poderosa que las prácticas complicadas y ornamentadas. La historia nos enseña que la espiritualidad genuina se encuentra en la sinceridad y autenticidad del corazón, no en la ostentación de rituales.
“Es esencial discernir a qué o a quién le estamos dedicando nuestra energía y atención. La verdadera oración nace de un corazón despejado y conectado con lo Divino.”
Conclusión:
“La Verdadera Naturaleza de la Oración” nos lleva en un viaje introspectivo, explorando la relación entre nuestras preocupaciones mundanas y nuestra conexión espiritual. Nos invita a reflexionar sobre lo que verdaderamente valoramos y cómo podemos redescubrir la esencia de la oración en nuestra vida diaria.