Saltar al contenido

La taza

La taza

La taza, cuento reflexivo sobre transformación y esperanza.

La historia de «La Taza» es un conmovedor relato que trata sobre los procesos de transformación, crecimiento y comprensión de uno mismo. Cuenta la historia de una taza de barro que enfrenta múltiples etapas de refinamiento antes de convertirse en una hermosa obra de arte, al igual que las muchas pruebas que enfrentamos en la vida.

Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita.

-¿Me permite ver esa taza? -preguntó la señora- ¡nunca he visto nada tan fino!

En las manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia: Usted debe saber que yo no siempre he sido la taza que usted está sosteniendo.

Hace mucho tiempo era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue dando forma. Llegó el momento en que me desesperé y le grité:

¡Por favor, ya déjeme en paz! Pero él sólo me sonrió y me dijo: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.

Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor! Toqué a la puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer sus labios que me decían: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.

Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar, a lijar.

No se cómo no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba de arriba a abajo. Por último me aplicó meticulosamente varias pinturas.

Sentía que me ahogaba. Por favor déjame en paz, le gritaba a mi artesano; pero él solo me decía: -Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.

Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida.

Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano sólo me decía: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.

Me pregunté entonces si había esperanza. Si lograría sobrevivir a aquellos tratos y abandonos. Pero por alguna razón aguanté todo aquello.

Fue entonces que se abrió la puerta y mi artesano me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy diferente.
Era precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas obras de arte, resplandecían como solo ocurre en los sueños.

No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba en una fina tienda y ante mi había un espejo. Una de esas maravillas era yo. ¡No podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo!

Mi artesano entonces me dijo:

Yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu hermosa figura.

Sé que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida consistencia, sé que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia.

Y la pintura te provocaba nauseas, pero contempla ahora tu hermosura.
Y, ¿si te hubiera dejado como estabas?

¡Ahora eres una obra terminada! ¡Lo que imaginé cuando te comencé a formar!

Tú eres una tacita en las manos del mejor alfarero: Dios.
Confía en sus amorosas manos aunque muchas veces no comprendas por qué permite tu sufrimiento.

Reflexión:

Esta historia nos recuerda que todo proceso de crecimiento y transformación lleva su tiempo y a menudo implica pruebas y desafíos. La taza no entendía por qué tenía que pasar por tanto dolor y cambio, pero al final, resultó ser una hermosa obra de arte. Del mismo modo, las dificultades que enfrentamos en la vida a menudo son oportunidades para el crecimiento personal, incluso si no lo vemos en ese momento.

«La Taza» nos ofrece una valiosa lección sobre la resiliencia, la transformación y la esperanza. Al igual que la taza, cada uno de nosotros está en un proceso continuo de cambio y crecimiento. Las pruebas y desafíos que enfrentamos son simplemente etapas en nuestro viaje hacia convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Y al igual que la taza, si confiamos en el «alfarero» o en el proceso, al final, veremos que cada etapa tenía un propósito y un significado.

«El barro debe pasar por el fuego para convertirse en cerámica. Del mismo modo, nosotros debemos pasar por pruebas para emerger más fuertes y bellos.”

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 4 Promedio: 4.8)